Y ahí vamos con rumbos desconocidos a la susodicha fiesta, pachanga, borrachera, peda y demás sinónimos. Los que más o menos sabían eran mi primo y señora y quesque hay que agarrar pa’la derecha, que nel que yo soy izquierdiesta, que no seas mamila, que ya nos pasamos, que no es cierto que es ahí, nel que esa es la fiesta de Alan, que quién chingados es Alan, pos sepa pero hay brincolines y globitos, si hay globitos igual y si es, nel no son “de esos”, ah, pos a de ser allá donde está todo graffiteado y no se ve el nombre del lugar pero hay harto carro como para boda, pos que si, si era.
Y la fiesta transcurrió sin problemas aunque el consomé era como de muestra, porque me lo acabé de dos cucharadas, y a mi que me encanta pedir el segundo antes de que se acabe el primero, pos no pude.
Todo parecía fiesta normal hasta que llegó la hora del vals y primera llamada para el novio y voltea a buscarlo y no lo veo wey. Segunda llamada para el novio y méndigo Poncho ya le cayó el veinte y se escapó porque nomás no anda por acámbaro. Y tercera llamada y ya llegó el novio caminando como robocop y qué te pasó baboso y es que quería cargar una caja de pomos y ¡crunch! Y jajajajajajaja que cagado y ahora qué pedo en la noche de bodas si quieres hacemos retas y nel si puedo y ya bailó el vals y todo fue felicidad.
Pero que llega la hora del ramo y empiezo a ver a las mujeres que se juntaron y a CoryconRdevoypoRelRamoasímemueRa y luego luego se notaba quién lo iba a ganar, la más alta le llegaba a la barbilla y con los brazos levantados.
Claro que lo ganó y salió hermosa e ilesa de la lucha, aunque del ramo sólo ramitas quedaron.
Y al final el carnal del Poncho o el novio o el que se echó la soga al cuello se puso sentimentalón y ya saben que los borrachos se aman y se adoran y se quieren un chingo y lloran como los machos y esta fiesta se acabó.
Frodo, el padrino impuntual.