Otro fin de semana y otro leve paseo.
Ya pasó el grito y no grité.
Me la pasé ese día en mi rancho Teporochitlán de los plátanos dominicos. Reservamos una mesa en un restaurante o restorán o como sea. Ahí cené ricos chiles enojados o algo así y chupé muy levemente, hace rato ya que no me pongo una buena. Desde ahí escuchamos el grito del preciso de Tepo y vimos los juegos de artificio, esta vez estuvieron bastante chafas, la neta. Nos fuimos tempra porque CconR ya moría de sueño y porque queríamos ir a Taxco o como se escriba al otro día.
En la foto aparece Vanz, compañera de la especialida' de CconR.
Pero al otro día no nos fuimos a Taxco porque no cabíamos, ibamos a ir de colados con sus papás. Se pegaron su hermana, esposo y dos chilpayates y ya no hubo lugar para hobbits y parejas de hobbits. Nos lanzamos con unas amigas de Cory hasta San Juan de la Fregada, allá viven, y decidimos ir al Desierto de los Leones. Diana y Mary, a quienes ya conocieron de Frodontepec, fueron las guías, en especial Diana que era "la que sabía legar".
Ahí iba el Cory Run con Mediano al volante, novia de copilota y disléxica amiga de guía. En el mundo fantástico de las amigas de mi novilla izquierda significa derecho, derecha izquierda y de frente ya nos pasamos. Después de andar dando vueltas por Santa Fé, al menos la conocí, preguntamos a un taxista quien, amablemente y casi con manzanas, nos explicó como salir a la vieja a Toluca. ¡Salimos! Pero nos entregamos a los designios de "nuestra guía roji al revés volteada" y pégate a la izquierda Frodo porque la salida es cruzando. El hobbit voltea y mira el muro de contención y no lo cree. Es que allá adelante ya no hay muro y hay que cruzar. El hobbit se pega a la izquierda y después no de una, ni de dos, ni de tres, sino de quién sabe cuántas (¿aquí lleva acento cuántas?) curvas, aparece a la derecha ¡DERECHA! un lindo letrero que burlonamente nos mostraba la salida. ¡Chingao! ¿Y ora? Pos vamos a comer a la Marquesa. Ahí ya no pelamos a Diana y llegamos con bien.
En una colina de la Marquesa hay unos jinetotes con sus caballotes, he aquí al curota Hidalgo y su caballo bayo, nótense los tatuajes tribales del caballo bayo en la pata delantera.
Nos subimos a cuatrimotear antes de treparnos al cerro, pero como blogger sube las fotos como se le pega la gana, pos quedó al final. CoryconR y yo teníamos ganas de demostrar cuan cafres somos, pero nos tocó la méndiga moto más lenta de toda la Marquesa. Ella le atribuye la lentitud al peso desmedido que la pobre máquina tuvo que soportar y trasladar conmigo trepado en ella, a que no. En algunos momentos me sentía como en esos sueños donde quieres correr y te inclinas hacia a delante y estiras los brazos y mueves las patas y nomás vas pasito a pasito. Una vez soñé eso y corría porque el Diablo, no un monstruilio cualquiera, no un asesinillo en serie, no, el mismísimo Satanás me perseguía. Esa vez me safé de sus garras porque, en el ultimísimo instante y cuando ya mero me alcanzaba con sus manos diabólicas, desplegué un par, qué digo de alas, alones que de alguna forma tenía yo en mi lomo. Qué chido es soñar que vuelas ¿no? En fin, pero esta vez no traía alas y todos nos pasaban y un chamaco azotó y se torció su pata y ya.
No me gusto en las fotos, tengo cara de cantarito. Ya me voy.
El hobbit que no grita.