No recuerdo cuántas veces lo he intentado, lo que si se es que en todas había fallado.
Nunca he podido hacer eso que se supone son “cosas de hombres”; a saber, no se nada de mecánica, nunca aprendí a chiflar, tiraba de uñita, mis trompos no bailaban y mis yoyos no subían, no puedo hablar con eructos, no se escupir a lo lejos... en fin un larguísimo etcétera (el etcétera es muy útil porque ya no se me ocurría que poner). Esta es una de esas cuestiones que todos los hombres hacen, saben hacer, pueden hacer. No necesitamos de clases, es natural, naturalísimo. Pero yo nunca había podido y eso me frustraba, me traumaba y dolía en mis entrañas masculinas.
Era Domingo, estábamos Cory y yo y había que intentarlo.
Ella me miró, yo a ella, respiré y me dije, ahora.
Desde que lo saque y sentí el aire supe que podría ser, de hecho la brisa lo hizo moverse un poco, su cuerpo rosado reaccionó, miré a Cory y sonrió, cómplice.
Alguna vez escuché que sólo necesitaba jalarlo unas pocas veces, que eso era suficiente para que se levantara. Lo hice, de inicio respondió bien, creo que me emocioné un poco y le di dos, tres jalones más, se hinchó, sonreí y pensé que ya era un hecho, que esta vez si podría, que no sería como todas las demás.
Me equivoqué, cuando parecía listo vinieron los problemas, bajó, la punta miró hacia abajo y no se pudo mantener arriba por más que lo jalaba, una y otra vez y otra y otra. Mi ánimo también menguó. Miré a Cory, su cara lo decía todo. Que decepcionante.
Decidimos descansar, pensé y pensé y no me pude explicar porqué nunca he podido, con eso y con todo, pero ahora era el día, todo parecía bien. Cory dormitaba en mi hombro. Debo de poder, voy a poder.
Después de unos minutos me decidí, desperté a mi novia y le dije, vamos a hacerlo, ¿Seguro? Me contestó, claro, es el momento, pero ahora me tienes que ayudar, entre los dos si podemos, va que va.
Lo saqué nuevamente, flácido. Tómalo con las manos Cory, yo lo jalo.
¡Uno, dos, tres jalones!
¡Reacciona!
¡Cuatro, cinco, seis!
¡Está subiendo!
¡Jala más Frodo!
¡Siete, ocho, nueve!
¡¡¡Siiii!!!
¡Suéltalo!
¡Un jaloncito más!
¡Suéltale hilo!
¡Ya está! ¡Ya no se cae!
¡WWWiiiii!!!
¡Por primera vez pude volar un papalote!
Sale, se ven.
Frodo volador.