Yo quería venir desde la semana pasada y platicar de mi regreso a la escuelita. Si, ya se que dirán que soy un ñoño y es cierto, pero estoy muy contento de estar de nuevo en un aula, aunque sea sólo un día a la semana. En un año espero terminar esta especialidad y si se puede seguirme con la maestría.
Y yo quería mostrar el edificio en el cual se ubica mi salón, allí en el tercer nivel por debajo de la última letra de Universidad Mexicana.
Y yo quería hablar venir y escribir sobre el fin de semana pasado y el regreso al depósito de chela que fue nuestra guarida mientras cruzamos la Universidad y de la pedota que me puse ese día en casa del Poncho, el único Atlista que vive en Izcalli y que se piensa casar en Abril y que me propuso ser su padrino de primera comunión y que me cagué de la risa por ello pero acepté. Y ahí estaba también el perro que se quedó dormido pero que dice que exicten tortugas del tamaño de la mesa del Poncho que es como de 3 metros y ahí también me cagué de la risa.
Y yo quería también venir de chisme a decir que me quedé de a soldado este fin de semana porque mi CconR se fue para Nayarit a un congreso y yo sólo pude abrazar a mi nuevo osito de peluche que ella me regalo para tal fin pero que no es lo mismo y no besa rico y además es oso mayatón porque tiene un moñito en vez de corbata.
Y quería venir y hablar sobre el conciertazo del señor Tom Araña y slayera compañía el día Lunes 25 y del que salí completamente empapado por mi propio sudor y quién me viera slameando (aunque sean solo dos, tres vueltecitas en dos, tres rolas porque la méndiga bola ya no me deja) y mateando (aunque en mi caso sólo es mover la tatema porque así que digamos qué matota traigo pues nel) y después bien tierno abrazando a mi osito puñalón.
Yo quería, pero no he podido por falta de tiempo y, cuando si hay, porque me sobra flojera y sueño, por eso me pongo a abrazar osos gays y me jeteo con ellos.
¿Quién quiere un abrazo de oso frodiano?